Las propiedades relajantes del frío son ampliamente reconocidas en el ámbito deportivo, ya que su aplicación ralentiza la conducción nerviosa y disminuye la excitabilidad de las terminaciones sensoriales. Esto se traduce en una menor respuesta refleja del espasmo muscular y en una reducción de la rigidez articular, favoreciendo un entorno fisiológico más adecuado para la recuperación.
Desde una perspectiva funcional, la crioterapia actúa generando una vasoconstricción local que regula el flujo sanguíneo y disminuye la demanda metabólica de los tejidos. Asimismo, mejora la función linfática, facilitando la reabsorción de líquidos y metabolitos, lo que crea condiciones más eficientes para la reparación. A nivel celular, estimula el aporte de oxígeno y nutrientes, modulando los procesos de recuperación muscular y tisular.
En conjunto, estos mecanismos convierten a la crioterapia en una herramienta de gran valor, no solo para acelerar la recuperación muscular, sino también como complemento en programas de prevención de lesiones, al favorecer la regeneración natural de los tejidos y optimizar el rendimiento físico a medio y largo plazo.
La aplicación de calor produce un aumento de la elasticidad tisular y una notable activación de la circulación sanguínea, lo que se traduce en una mayor oxigenación y un mejor transporte de nutrientes hacia los tejidos. Como consecuencia, se estimula el metabolismo celular, favoreciendo la síntesis de colágeno y elastina en el tejido cutáneo, así como la recuperación de estructuras musculares, tendinosas y ligamentosas. Además, el calor facilita la eliminación de desechos metabólicos y contribuye a acelerar los procesos de recuperación natural del organismo.
Entre sus principales efectos fisiológicos destacan la reducción de la excitabilidad nerviosa, el efecto miorrelajante, el aumento de la sudoración y la mejora de la distensibilidad de los tejidos colágenos. Estos mecanismos, en conjunto, disminuyen la rigidez articular, mejoran la elasticidad muscular y promueven un entorno más favorable para la movilidad funcional.
En términos generales, puede afirmarse que la termoterapia favorece la recuperación muscular, mejora la funcionalidad de los tejidos y constituye un recurso eficaz tanto en la prevención de lesiones como en la optimización del rendimiento deportivo.
Las aplicaciones de contrastes térmicos —alternancia controlada de calor y frío en lapsos inferiores a un minuto— constituyen una estrategia eficaz para estimular la llamada “bomba vascular”. Este mecanismo, basado en ciclos sucesivos de vasodilatación y vasoconstricción, favorece el retorno venoso y linfático, incrementa el flujo sanguíneo y mejora la oxigenación celular. Como resultado, se potencia la regeneración tisular, se facilita la eliminación de metabolitos (como el lactato) y se optimizan los procesos de recuperación muscular tras entrenamientos o competiciones.
Los contrastes térmicos ofrecen efectos más profundos que la aplicación aislada de calor o frío, al combinar los beneficios de ambos estímulos. Entre sus principales aportes destacan la reducción de la sensación de pesadez muscular, la disminución de la rigidez articular post-esfuerzo y de la tensión neuromuscular, así como la mejora de la movilidad funcional. Además, contribuyen a nutrir, hidratar y reafirmar los tejidos, incrementan la capacidad de resistencia muscular y refuerzan la respuesta inmunológica del organismo.
En conjunto, esta técnica no solo acelera la recuperación y favorece la restauración natural de los tejidos, sino que también ayuda a prevenir la fatiga muscular, mejorar el rendimiento y mantener un equilibrio fisiológico más eficiente en el deportista
La terapia de compresión hidráulica activa secuencial constituye un complemento eficaz a las aplicaciones de crioterapia, termoterapia y contrastes térmicos, al potenciar sus efectos fisiológicos. Este sistema favorece el retorno venoso y linfático, mejora el flujo sanguíneo y optimiza la oxigenación y el aporte de nutrientes a los tejidos tratados. De este modo, contribuye a acelerar los procesos de regeneración celular y a facilitar la eliminación de metabolitos y desechos metabólicos acumulados.
La compresión secuencial, al adaptarse de manera uniforme a la zona de aplicación, proporciona una presión homogénea y controlada que incrementa la eficacia del proceso, reduce la sensación de pesadez muscular, disminuye la rigidez post-esfuerzo y favorece la relajación neuromuscular. Además, su acción contribuye a mejorar la movilidad funcional, prevenir la fatiga y optimizar la recuperación tras la práctica deportiva.
El dispositivo MRM destaca por su excepcional capacidad para generar movimientos de abducción y aducción en las piernas y la región pélvica: Los movimientos ondulatorios rítmicos (honda cinética) ajustables en términos de intensidad, desde una onda ligera hasta una onda rápida en forma de ola, llegan a lo más profundo de los músculos de las piernas y la región pélvica y el psoas.
Esta capacidad de modular la intensidad permite una recuperación más personalizada, adaptada a las necesidades específicas de los deportistas. También puede dirigirse a los músculos agonistas y antagonistas, lo que resulta beneficioso para los futbolistas, los deportes de pivote, los jugadores de baloncesto y los golfistas que necesitan relajación muscular.
La Onda Cinética del MRM Pro Sport aborda los siguientes desafíos clave en fisioterapia: